Quizás has sentido hablar de las gasolineras ‘low cost’, donde puedes ahorrar dinero repostando. Pero, son fiables?
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Gasolineras ‘Low Cost’
En tiempo de crisis es cuando surge la necesidad de evitar gastar en exceso y cualquier gasto se mira con lupa, especialmente en el sector del transporte. Aprovechando esta situación, han proliferado estaciones de servicio que ofrecen el combustible a un precio inferior al de la mayoría de benzineres convencionales y que se han convertido en un referente por muchos conductores.
La calidad de servicio a las estaciones de servicio ‘Low Cost’
En términos referentes a la calidad del carburante, varios estudios señalan que no hay diferencias entre las más baratas y las más caras. Así pues, como pueden ofrecer un precio inferior respecto al que señala el mercado? Las gasolineras ‘low cost’ toman una serie de medidas que explican esta rebaja en el precio de los carburantes, entre las que destacan:
- Recortan gastos en personal: es el mismo cliente quien se encarga de llenar el depósito. El único empleado que quizás te encuentras es el cajero en el mejor de los casos, puesto que en muchas de estas estaciones de servicio lo hacen máquinas.
- Puede ser que esta gasolinera barata sólo busque cubrir gastos de mantenimiento sirviendo combustible a un precio inferior a un colectivo concreto: es el caso de las cooperativas agrícolas, que ofrecen carburante a quien quiera, sea o no socio de ellas.
- Presentan un programa de puntos o descuentos, como es el caso de las que se encuentran adheridas en grandes supermercados. De este modo obtendrás cheques cuando repostes que más tarde puedes cambiar a tus compras de comer.
- Por competencia. La estrategia low cost atrae clientes y puede ganarlos otros cercanas con precios más caros.
Aún así, hay una serie de riesgos en la utilización de estos puntos de repostatge ya qué, tal y cómo indica la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de la Comunidad Autónoma de Madrid (AEESCAM), muchas de estas estaciones de servicio están desatendidas y no siguen las medidas de seguridad mínimas. Además, incentivan el paro al sector, no respetan las garantías básicas del consumidor (hojas de reclamación…), y quizás dificultan el acceso a personas con alguna discapacidad.