Algunas veces pasa que la presión de una caldera de gasóleo empieza a subir o a bajar de forma inesperada y sin control, de forma que se hace necesario vigilar que funcione de manera adecuada. Esto puede evitar muchas preocupaciones y más ayuda a ahorrar dinero asociado al gasto de combustible.

Cómo mantener la presión de una caldera de gasóleo

Cuando la caldera está en frío y con la bomba detenida, el normal es que la presión oscile entre 1,2 y 1,5 Bar. Recordamos que el Bar es la unidad con la cual se mesura la presión. Para verificar el nivel de presión, hay que situar el manómetro de la caldera.

El manómetro refleja la presión que tiene la caldera en un determinado momento. La presión dependerá del uso que se le esté dando a la caldera. Cuando la calefacción está encendida, la presión tiende a subir un poco, pero cuando se enfría, tiene que volver a su medida normal.

Recuerda que la temperatura del circuito de calefacción se regula en función de las condiciones climáticas exteriores para garantizar un mayor confort y ahorro de energía durante todo el año.

Así, cuando la temperatura aumenta al exterior, la temperatura interior de calefacción disminuye según la curva de compensación determinada.

Las calderas cuentan con un diseño de seguridad que permite que:

  • cuando la presión es alta, se abre inmediatamente la válvula de seguridad de la calefacción con el fin de liberar la presión y volver a los límites normales.
  • cuando la presión es baja, la caldera deje de funcionar a fin de evitar cualquier avería que pueda producirse.


Es importante recordar que si la presión presenta variaciones constantes, que hacen difícil mantener una presión correcta a la caldera de gasóleo, hay que contactar con un técnico autorizado porque realice las configuraciones pertinentes y determine qué puede estar fallando en el sistema.