La función principal de las luces del coche es ofrecer visibilidad en las vías urbanas y carreteras y permitir que otros conductores y peatones nos vean. Sin embargo, es necesario utilizarlas de manera adecuada para una conducción más segura, que no cause molestias a otros conductores, minimice el riesgo de accidentes de tráfico y evite posibles multas.

Uso básico de las luces del coche

 

Luces de corto alcance

Las luces de corto alcance también se conocen como luces de cruce; su uso es obligatorio en horas nocturnas (entre la puesta y la salida del sol), con niebla y en túneles.

Además, las luces del coche de corto alcance se tienen que usar cuando se presenten situaciones de baja visibilidad. Los coches que no cuentan con iluminación diurna, la Dirección General de Tráfico (DGT) recomienda mantenerlas encendidas cuando se conduce.

Luces de largo alcance

Es recomendable usarlas cuando se conduce en horas nocturnas por vías de iluminación insuficiente o fuera de los cascos urbanos. También es importante desconectarlas en el momento de cruzarse con otros coches para evitar deslumbramientos que puedan afectar el conductor y causar accidentes de tráfico.

Luces antiniebla

La mayoría de los coches incluyen luces antiniebla posteriores y delanteras que funcionan de manera independiente, por el hecho que no siempre se tienen que utilizar ambas a la vez.

Las luces antiniebla posteriores tienden a ser potentes y pueden deslumbrar a otros conductores, por lo cual no se tienen que utilizar en horas nocturnas. Excepcionalmente, se pueden utilizar en presencia de niebla espesa, nevadas o lluvias.

Las luces delanteras se pueden utilizar en cualquier hora del día en presencia de niebla, lluvia o nieve, independientemente de su intensidad.

La DGT recomienda su uso en carreteras estrechas y en aquellas que presenten curvas pronunciadas. Las luces antiniebla delanteras tienen que utilizarse siempre en combinación con las luces de corto alcance, nunca con las de largo alcance porque se crea un efecto reflejo.